sábado, 20 de junio de 2009

EL SUR, EL ITINERARIO DE LA MEMORIA

FICHA TÉCNICA
TÍTULO ORIGINAL El Sur
AÑO 1983
DURACIÓN 93 min.
GÉNERO: Drama.
PAÍS España
DIRECTOR Víctor Erice
GUIÓN Víctor Erice (Basado en un relato de Adelaida García Morales)
BANDA SONORA: Maurice Ravel (Cuarteto de cuerda en fa mayor), Franz Schubert (Quinteto en do mayor), Enrique Granados (Danzas españolas), "La puerta del sagrario", "Yo tengo dentro de mí", "En er mundo", "La cumparsita".
FOTOGRAFÍA: José Luis Alcaine.
REPARTO: Omero Antonutti, Sonsoles Aranguren, Icíar Bollaín, Lola Cardona, Rafaela Aparicio, Germanine Montero, Aurora Clement, María Caro, Francisco Merino, José Vivo.

PRODUCTORA: Coproducción España-Francia; Elías Querejeta P.C. / Chloe Productions.

VICTOR ERICE

Victor Erice es considerado uno de los mejores directores de la historia del cine español. A pesar de su larga carrera profesional, cuarenta años dedicado al cine, únicamente ha dirigido tres largometrajes y ha participado en tres películas conjuntas o proyectos experimentales. La personalidad de este director o su concepción del cine alejado de la comercialidad se perfilan, junto a otras causas, como las razones que hacen que su filmografía sea tan breve.

En 1969 debuta como director en el largometraje conjunto Los Desafíos, donde dirige uno de los tres episodios que se incluyen en la película. Los otros dos están dirigidos por José Luis Egea y Claudio Guerín. En 1973 es cuando aparece su primer largometraje El espíritu de la colmena, que produjo un enorme impacto en el panorama cinematográfico español y cosechó un importante éxito de crítica y público.

Diez años después, en 1983 Erice regresa con el largometraje El Sur, basado en el relato del mismo nombre de su compañera sentimental Adelaida García Morales. En esta obra se recuperan las obsesiones y motivos de El espíritu de la colmena: la posguerra, la niñez, la pérdida de la inocencia y el triángulo amoroso.

A pesar de haber obtenido numerosos premios y reconocimientos, el director considera que la película aún permanece inacabada. Problemas de financiación interrumpieron el plan de rodaje antes de lo previsto y sólo se montó la primera parte del guión, lo que hoy es El Sur. El productor Elías Querejeta se comprometió con el director a rodar la segunda, sin embargo, tras la participación en Cannes y el éxito de su estreno en España, Querejeta se desdijo argumentando que “dentro de ese guión había en realidad dos películas distintas, y que la que ahora existe es una obra coherente y acabada". A pesar de lo que dijera, Erice nunca estuvo de acuerdo con esta decisión, ya que siempre consideró de vital importancia rodar la parte en que Estella regresa al sur para conocer sus orígenes. En palabras del director: “las imágenes de la película desprenden la necesidad de que el relato estuviese completo”.
Aunque hubo discrepancias entre productor y director, la película recibió el Premio de la crítica de Burdeos en 1984 y obtuvo el galardón a la mejor película en los Premios ASECAN y en los FILM-HISTORIA 1983.

Además de la gran calidad de la película, que es indudable, no podemos olvidar el nivel interpretativo de los actores. Actuaciones como las de Omero Antonutti y Rafaela Aparicio son dignas de admiración. Esta película es la que da a conocer en España al italiano Antonutti. Interpreta a Agustín, el padre de familia, un personaje complejo y lleno de altibajos, pero que logra representar a la perfección. Sus gestos, palabras y silencios están perfectamente ajustados a la personalidad de este hombre misterioso, solitario y marcado por un pasado que no es posible recuperar.

Rafaela Aparicio es Milagros, el ama de cría de Agustín, y cuya aparición en la película supone una explosión de alegría y naturalidad que rompe los silencios que inundan el film. Supone un soplo de aire fresco en este nostálgico film. Tal vez, es la mejor representación del desconocido Sur para Estrella.

Estrella, la protagonista, la que nos va destapando la personalidad de Agustín, está interpretada por las niñas Sonsoles Aranguren a la edad de ocho años y por Icíar Bollaín a los quince. De esta forma, inició Icíar Bollaín su andadura en el mundo del cine, que más tarde la llevaría a dirigir películas tan destacadas como Flores de otro mundo, Te doy mis ojos o Mataharis.

La película, narrada en primera persona por la protagonista ya adulta, se trata de una indagación psicológica en la memoria. Estrella va relatando las vivencias de su infancia que más le marcaron y la mayoría de ellas están relacionadas con la figura de su padre. Un hombre propenso a la soledad y la reclusión que esconde un enorme dolor. La niña descubrirá poco a poco que la principal causa de su angustia es una mujer, Irene Ríos, el amor que dejó en el Sur.

VIVIR DE LOS RECUERDOS

El Sur es una historia que llega al alma, tal vez por la delicadeza y a la vez profundidad con la que Erice es capaz de narrarnos este relato mediante imágenes. Ambientada en la España de la posguerra, se nos presenta a través de los recuerdos de una niña, el sentimiento de desarraigo, la soledad, la incomunicación, el dolor contenido, en definitiva la pesadumbre del ser humano ante la incertidumbre de haber escogido el camino correcto. La tristeza por el amor perdido y que dejó en el sur, es algo que atormenta al padre de familia (Omero Antonutti) y a la vez preocupa a su hija (Icíar Bollaín) que busca incansable una explicación. La relación entre padre e hija y los secretos que guardan son el motor de este film.

La película comienza con la imagen del dormitorio de Estrella al amanecer. Mientras su madre, Julia, busca a su padre, Agustín; ella descubre bajo su almohada el péndulo que su progenitor le enseñó a manejar. En ese instante, la niña se da cuenta de que nunca más volverá a verlo. “Al ver el péndulo debajo de mi almohada, sentí que esa vez sería diferente, él ya nunca volvería a casa”.
A partir de este momento, se inicia un extenso flash-back que abarca casi toda la película. Estrella recuerda su infancia: cómo su padre poseía las habilidades del zahorí, cuando escuchó a su madre hablarle por primera vez del sur y de la guerra civil, cómo fueron desvelados algunos misterios gracias a la visita de su abuela y Milagros, cómo pasó el día más feliz de su infancia bailando con su padre en la fiesta de la primera comunión, cómo supo que su padre tenía una amante y cómo fue desapareciendo la fascinación que sentía por su padre, del que cada vez se aleja más irremediablemente.

Hacia la mitad del film, una elipsis de diez años nos sitúa en la adolescencia de Estrella: aparece su novio el Carioco, las últimas palabras que intercambió con su padre en el mismo hotel en que años antes había celebrado su primera comunión; y finalmente, el suicidio.

A pocos minutos del final, Estrella cae enferma y, para su recuperación su madre decide enviarla al Sur. En el último plano del film aparece Estrella haciendo su maleta. A pesar de que la película consigue entenderse a la perfección, nos deja con la miel en los labios y con ganas de ver ese viaje que la protagonista tanto ansiaba realizar.

LA RELACIÓN ENTRE PADRE E HIJA: ESTRELLA Y AGUSTÍN

Al igual que en El espíritu de la colmena, en El Sur Erice expresa su obsesión por la figura del padre, en este caso es un médico, con poderes psíquicos (zahorí), y también por la figura de los hijos (en este caso hija).

En esta película el director ofrece una nueva interpretación al complejo de Electra. Se nos presenta una indagación casi incestuosa, la que hace Estrella sobre su padre. Erice se sitúa en el punto de vista de la hija poniendo de relieve el gran misterio que es un padre para un hijo.

El pasodoble que Agustín y ella bailan emotivamente el día de su primera comunión no se repetirá años más tarde cuando ambos se reencuentren en el mismo Gran Hotel. Mientras comparten almuerzo, vuelve a sonar esta canción en el salón contiguo, pero ellos ya no son los mismos. Estrella descubre en ese momento que su fascinación hacia él se ha desvanecido ya. De esta manera, ella renuncia definitivamente a su infancia y al mito fantástico que la había poseído años antes. Por eso es capaz de dejar a su padre allí, solo, confinado en su locura, intuyendo que será la última vez que lo vea. “Lo dejé allí, sentado junto a la ventana, escuchando aquel viejo pasodoble, solo, abandonado a su suerte. ¿Pude hacer por él más de lo que en ese momento hice? Es lo que siempre me he preguntado, porque ésa fue la última vez que hablé con él”.

UN PADRE ATORMENTADO

Agustín es un hombre que no se encuentra a sí mismo. Vive de los recuerdos de su juventud, de lo que vivió en el Sur y esto no le deja avanzar. De carácter reservado y muy introvertido, parece que se pasa la mayor parte del día pensando. Está como ido, el pasado lo ha atrapado y ya no puede salir de él. Algo que simboliza que el padre se siente perdido es la casa donde viven. Estrella dice que La Gaviota se encuentra en un territorio que no se sabe exactamente a que ciudad pertenece, es tierra de nadie, donde él se siente: en ninguna parte.

La niña descubrirá que es una mujer la causa principal de la angustia de su padre: Irene Ríos, el nombre que Agustín escribía en papeles escondidos. Se trata de una actriz de películas de Serie B que un día aparece en las carteleras del cine de esa ciudad del norte donde ellos viven. Irene Ríos evoca el Sur, la tierra que Agustín tuvo que abandonar debido a diferencias ideológicas con su padre y a una profunda frustración amorosa.

Fracasada la relación con su hija, que ya no lo admira y con Irene Ríos, de quien recibe una respuesta insensible a su carta. Agustín se suicida con un tiro de escopeta.

EL SUR, UN LUGAR AL QUE REGRESAR
“Los orígenes de mi padre siempre fueron para mí un auténtico misterio”. Estrella en El sur.

El Sur es un tema tratado en la literatura por numerosos autores y todos ellos se refieren a él del mismo modo: como un lugar que te atrapa, un paraíso terrenal.

Jorge Luís Borges en su relato El Sur, proponía una idea fundamental: "el Sur no es un lugar geográfico, ni un púlpito ideológico, ni una realidad religiosa, es una unidad metafísica a la que es imposible volver."

Juan Ramón Jiménez en una carta a Manuel Navarro Luna también habla del sur. Y lo hace así: “Los sures del mundo, tan parecidos todos, me roban la vida mejor. Me gusta vivir en el centro para soñar en el sur, en el suroeste, sobre todo si tiene debajo mucho mar solitario, como este Caribe, y una isla más siempre. Porque mi destino me trajo a esta vida en el suroeste cuya puesta de sol enciende cada día a América”. Juan Ramón Jiménez, La Habana, 15/01/1938.

Centrándonos en la película de Erice, ¿a qué se refiere el director con el Sur? ¿Qué misterio contiene en sí mismo? ¿Qué es lo nos arrastra hacia él? Quizá sea el Sur la historia secreta de Agustín, o el itinerario emprendido por Estrella hacia el mañana, o esa bocanada de aire puro que trae Milagros. No se nos explica en ningún momento, el autor deja libertad de interpretación al espectador. Él mismo afirma: “Que ese sur, ya mitificado en la imaginación infantil de Estrella, haya quedado, definitivamente, fuera de nuestra percepción primaria es una travesura del más revoltoso azar. Y es, también una convocatoria al pensamiento libre del espectador, una invitación a la recreación privada”.

Sin embargo, si se hubiera rodado el final previsto por Erice, se habrían resuelto todas las dudas. En su estancia en el Sur, Estrella descubría que su padre había se había enamorado de una mujer que no era su madre; y que también tenía un hijo fruto de esa relación, al que ella, cuando decide volver al Norte, regala el péndulo. Su experiencia en el Sur la hace madurar: cuando sube al tren que la llevará de nuevo a casa, ya es capaz de entender lo que su padre escondía y que lo llevó a la desesperación y al suicidio. Gracias a un libro que le regala su hermano Islas del sur, de R. L. Stevenson, comprende que el secreto de su padre no era sólo una relación amorosa, para Agustín el Sur era el paraíso perdido (amor, juventud, libertad, la República): un lugar utópico al que jamás podría regresar.

Islas del sur fue el primer relato de viajes que leyó Erice. En él se dice que “hay en el mundo unas islas que ejercen sobre los viajeros una irresistible y misteriosa fascinación. Pocos son los hombres que las abandonan después de haberlas conocido; la mayoría dejan que sus cabellos se vuelvan blancos en los mismos lugares donde desembarcaron; hasta el día de su muerte, a la sombra de las palmeras, bajo los vientos alisios, algunos acarician el sueño de un regreso al país natal que jamás cumplirán. Esas islas son las Islas del Sur. Cuentan que en ellas estuvo en tiempos el Paraíso”. R. L. Stevenson.

VER LA ESCENA

Lo que convierte a El Sur en una obra importante no es su contenido narrativo, sino la forma en que está narrada.

Erice es un cineasta impresionista, preocupado por despertar emociones sensoriales en el espectador. Esta emoción la transmite gracias a la luz, a las lentas transiciones: encadenados y fundidos que como un constante abrir y cerrar de ojos, dejan entran las luces y las sombras. Una cuidada banda sonora hecha de silencios, medias palabras o ruidos en off y la relación de los planos que crea sintaxis peculiar hacen que esta película no pase desapercibida cautivando al público.

La película está narrada en primera persona, la voz en off que escuchamos es la de Estrella. Este recurso, que tan desafortunados resultados ha tenido en otras películas, resulta muy acertado para conducir el relato transmitiendo al espectador los pensamientos y sentimientos de Estrella. Además del off en la voz también se usa en el espacio, ya que Erice se vale del fuera de cámara para dejar constancia de una discusión entre Julia y Agustín.

Toda la película se encuentra impregnada de un halo poético logrado a través de la forma intimista y tranquila que tiene de rodar Víctor Erice, centrado en la observación de los pequeños detalles. A ello también contribuye la minuciosa y hermosa fotografía de José Luis Alcaine.

Aquí podéis ver una de las mejores escenas de la película

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