Hoy amanecía un día gris y frío, como Enero que es, pero cuando el día entra en tu propio karma la cosa cambia. Y es que mi karma está a punto de estallar después de ver tanta injusticia, y creo que esta palabra actualmente es la que lo engloba todo.
Injusticia por la desigualdad social, como decía Pedro Ruiz en una entrevista: la clase media es la que sostiene a un país, paga a los que menos tienen las subvenciones y a los que más, les paga los caprichos. Yo, que no me incluyo en ninguna (no sé ya ni donde ubicarme porque ni cobro como unos ni pago como otros y muchísimo menos me encapricho como aquellos), creo que la desigualdad nunca dejará de existir, eso está claro, y que incluso aumentará hasta el punto de que simplemente existan dos clases. Pero, ¿no es hora ya de frenar esto? ¿No es el momento del basta ya? Basta Caso Nóos u Operación Babel: Urdangarín e Infanta; basta Bárcenas, Cospedal y esposo; basta caso ITV: Pujol y compañía; y los que no se pueden imputar porque tienen inmunidad, amparo o como queramos llamarlo?
Injusticia por acceso a un trabajo, tanto al digno como al indigno. Sin padre, madre, primo, padrino o amante ya estás perdido... Estudia, decían estudia... ¿para qué? Para los jóvenes de hoy es muy difícil hacernos entender que esta situación no es culpa nuestra, no la hemos provocado, pero la sufrimos y no entendemos qué hemos hecho mal para que nuestro gran trabajo y esfuerzo durante años no se vea recompensado, no estamos recogiendo los frutos que durante más de 20 años hemos sembrado, amasado y transportado como hormigas sin descanso. Pero ahora se nos pide, un último esfuerzo, paciencia, tranquilidad, sosiego, emprender, y no sé cuantos sustantivos abstractos más que vamos metiendo en una olla a presión. La mía desde luego está a punto de estallar.
Indignáos dijeron...
Hoy lo siento por los que esperaban algún bonitismo de washi tape, pero tenía que decirlo porque además de emprendedora soy periodista, comunicadora y unas cuentas cosas más que terminan en - ora y acaban en -aro.
